jueves, 11 de diciembre de 2008

Un mirada hacia el interior


Es importante que como hijos de Dios estemos siempre en la disposición de examinar nuestras propias vidas y ser capaces de corregir aquellas cosas que afectan negativamente nuestra relación con Dios y con los demás.


Esto significa “hacer un alto y revisar”. Reflexionar a luz de la Palabra y de nuestro cristianismo sobre nuestro compromiso y nuestra entrega a la causa del evangelio y de la iglesia.


Reflexionar es ver hacia adentro. Y adentro esta la realidad de lo que somos. A quien amamos. En quien y a quien creemos en realidad. Cuales son mis prioridades. Si soy honesto o sincero. Si realmente soy cristiano. En el interior se encuentra la verdad de mi vida y de lo que soy. Y esto, lo de adentro, solo lo conocen dos personas, tú y Dios.


En el interior, es decir en mi corazón, esta la verdad de lo que realmente soy. Es donde soy verdaderamente una buena persona o no.


Jer 17:9  “Engañoso es el corazón más que todas las cosas,  y perverso;   ¿quién lo conocerá?”


De ahí la necesidad de revisar, examinar nuestra vida, de hacer un alto en el camino y ver como estamos haciendo las cosas.


Lam 3:40  “Escudriñemos nuestros caminos,  y busquemos,  y volvámonos a Jehová”


La Palabra de Dios nos dice que escudriñemos, que escrutemos nuestra vida. Que busquemos lo que esta mal y corrijamos, y de esta forma volvernos al Señor. Volvernos al sendero y camino de la Palabra.


Es correcto el camino que he tomado? Voy en el sentido correcto? En la dirección correcta?


Pro 4:26  “Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos.”


La Biblia llama “entendido“a aquel que examina su vida. A aquel que busca la sabiduría en el entender y reflexionar.


Sal 14:2 “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido,  que buscara a Dios.”


Pro 15:14  “El corazón entendido busca la sabiduría; Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.”


Pro 15:21  “La necedad es alegría al falto de entendimiento; Mas el hombre entendido endereza sus pasos.”


La Biblia llama “necio” a aquel que no oye consejo. Al que rechaza la sabiduría que viene por medio de la Palabra y la reflexión.

Examinarme y reflexionar es reconocer mis errores y corregirlos.


Jer 3:13  “Reconoce,  pues,  tu maldad,  porque contra Jehová tu Dios has prevaricado,  y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso,  y no oíste mi voz,  dice Jehová.”


Es necesario hacer un alto en el camino todos los días y escudriñar nuestros pasos, nuestro camino. No debemos de creer que estamos bien. El que cree que esta bien, debe de revisar mas que los demás.


Rom 12:3  “Digo,  pues,  por la gracia que me es dada,  a cada cual que está entre vosotros,  que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener,  sino que piense de sí con cordura,  conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.”


Fil 3:12  “No que lo haya alcanzado ya,  ni que ya sea perfecto;  sino que prosigo,  por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 3:13  Hermanos,  yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado;  pero una cosa hago:  olvidando ciertamente lo que queda atrás,  y extendiéndome a lo que está delante, 3:14  prosigo a la meta,  al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”


No nos engañemos, a Dios no podemos engañarlo. Para el Señor no hay nada oculto. El nos conoce, El ve mi corazón, El conoce mis intenciones.


Sal 139:2  “Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;  Has entendido desde lejos mis pensamientos.”


1Ch 28:9  “Y tú,  Salomón,  hijo mío,  reconoce al Dios de tu padre,  y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario;  porque Jehová escudriña los corazones de todos,  y entiende todo intento de los pensamientos.  Si tú le buscares,  lo hallarás;  mas si lo dejares,  él te desechará para siempre.”


Rom 8:27  “Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,  porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.”


Ap 2:23  “Y a sus hijos heriré de muerte,  y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón;  y os daré a cada uno según vuestras obras.”


Al que nos conoce podemos pedirle que nos ayude, que nos escudriñe y nos revele su voluntad. Nuestro corazón no le es oculto. Mis intenciones las conoce.


Sal 26:2  “Escudríñame,  oh Jehová,  y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.”


No nos acomodemos. El que se atiene, perece. Lo que dice el refrán popular es cierto: “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”


Sof 1:12  “Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna,  y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado,  los cuales dicen en su corazón:  Jehová ni hará bien ni hará mal.”




lunes, 1 de diciembre de 2008

Un encuentro



Un encuentro definitivo. Dice Gen 32:30  “Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar,  Peniel;  porque dijo: Vi a Dios cara a cara,  y fue librada mi alma”.

Un encuentro con Dios cambia la vida. La liberación del alma de Jacob tuvo efectos trascendentales en su vida. De hecho hasta su nombre fue cambiado, paso de ser un suplantador, un engañador, a ser príncipe y alguien que lucha con Dios.

En hebreo, Peniel significa “rostro de Dios”. Cuando nos encontramos con el Señor, logramos “ver” su rostro. Es decir, sus ojos, su boca, sus oídos, su aliento, están sobre mí.

Entiéndase que al encontrarnos con Jesús, el no nos quita la mirada de encima. Somos objeto de su mirada. El nos ve y su presencia esta permanentemente sobre nosotros.

Su boca y su palabra están ahí siempre para infundirnos aliento y esperanza. La fe viene por el oír la Palabra que sale de su boca.

Sus oídos están inclinados hacia nosotros para escuchar nuestras suplicas y nuestras oraciones, nuestro clamor. El siempre esta presto a escuchar la voz de sus hijos.

Su aliento, su Espíritu de vida nos acompaña siempre. El ayudador, el consolador esta siempre con nosotros. El Espíritu Santo es el que nos” ayuda” a ser cristianos. Necesitamos al Señor y a su Espíritu para poder caminar en su presencia y vivir la vida cristiana.

Un encuentro con Dios cambia la vida. 

La naranja y el ateo

Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio, y después de haber finalizado su discurso, invitó a cualquiera que tuviese preg...