Lucas 18 del versículo 1 al 7 dice lo siguiente:
“También les refirió Jesús una parábola sobre la
necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un
juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía
a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.
Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo
dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo,
porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de
continuo, me agote la paciencia.
Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y
acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se
tardará en responderles?”
Hay dos principios de la oración que podemos observar de
la anterior porción.
En primer lugar podemos ver la PERSISTENCIA, la
PERSEVERANCIA. La parábola actual nos insta a
persistir en el ruego y en la suplica sin desmayar. En segundo lugar
tenemos la FE de que nuestra petición encontrará respuesta. Las escrituras nos
dicen que “sin fe es imposible agradar a Dios”, es decir que las respuestas a
nuestras oraciones son activadas por la fe que tenemos al insistir y perseverar
en la oración.
No dejemos de orar, porque solo Dios sabe cuándo va a
responder nuestras suplicas. Y recuerde los ingredientes principales de la
oración: Fe y Perseverancia. Sigamos orando.
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